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Mario Bottaro, un empresario atemporal

Mezclar familia y trabajo es siempre difícil. Cómo es difícil contar la historia de una realidad como la de Bottaro, para quien vivió la empresa todos los días, dentro y fuera de la oficina, por toda una vida. Es más difícil aún poder tener una mirada imparcial sobre algo que ocupa la existencia de uno y sobre alguien que, de una forma o un otra cambió esa vida para siempre. Y aún más difícil es para un hijo contar la historia de su padre.

Mario, Marco e Alberto Bottaro

Un espíritu clarividente en un hombre de otros tiempos

Mario Bottaro cumplirá 89 Años en pocos meses y, aún hoy, todos los días usted lo encontrará allí en su escritorio en la oficina más grande. Lo que antes eran documentos en papel y lápiz en sus manos, hoy se transformaron en un iPad muy moderno, mediante el cual Mario, a pesar de su edad, puede tener el control total de su empresa y continuar el trabajo de una vida, al que se sacrificó tanto, tal vez demasiado.

Mario Bottaro y su empresa: una combinación indisoluble, nacida en el distante 1956.

Sí, porque sólo él construyó la empresa Bottaro, clavo a clavo, ladrillo a ladrillo, alambre a alambre. Aquel niño simple que a los 8 años, huérfano de padre, se trasladó a un internado en Viggiú, cerca de Varese, junto a sus amigos «tomaba prestada» la bicicleta del profesor para dar una vuelta al patio y vivir la emoción de libertad que aquel artefacto le transmitía; que con su desenvoltura y creatividad construía radios en miniatura usando cajas de fósforos con un fragmento de piedra «galena» dentro, que conectada a un radiador con hilos de cobre, podía emitir transmisiones como un verdadero radio de onda.

Aunque ese período haya sido terrible, marcado por guerras y bombardeos aéreos, Mario no sufrió ningún tipo de influencia negativa, por el contrario, se forjó en el optimismo. Un niño humilde que soñaba con grandes conquistas y que desde entonces nunca paró de pedalear en aquella bicicleta fantasma y anhelar montañas cada vez más altas. Y en su vida Mario escaló muchos picos, gracias a su pasión por el montañismo, conquistando todos los de 4000 m Italianos

Nacimiento de un empresario: La vida según Mario Bottaro

Gran ambición, espíritu de sacrificio y abnegación para trabajar: tres requisitos esenciales para poder perseguir un objetivo en la vida. Una constante que Mario también trajo consigo hacia el mundo del trabajo En verdad, nadie habría dejado un excelente empleo en el banco para embarcarse, desde cero, en una carrera empresarial, sin el apoyo financiero de una familia y con la guerra terminada, pero Mario Bottaro hizo exactamente eso: dejó un empleo estable en el banco para perseguir sus sueños con tenacidad, determinación y deseo de independencia..

Claro, el milagro económico de la posguerra ciertamente favoreció a los más emprendedores de la época y fue en de hecho en esos años que Mario Bottaro «nació»,
Como comerciante de clavos para los artesanos de la época (zapateros, carpinteros y ferreterías).
Mario iba a todas las tiendas de puerta en puerta, en cada calle , para ofrecer sus productos presentándose a sus clientes potenciales como representante de la empresa.
Si alguien insistiera y quisiera saber su nombre, respondía dando el apellido de un ex compañero de escuela, «mi nombre es Arinci, si usted llama a la empresa, pregunte por mi».
Un visionario, si usted lo prefiere, de lo que en su futuro habría sido un exitoso abordaje de negocios B2C, basado en la empatía y la confianza.

Una cosa es cierta: desde entonces, Mario Bottaro nunca más dejó de comprometerse y trabajar mucho para construir un futuro.

Invertir e innovar: las llaves del éxito de Mario Bottaro

Con el crecimiento del negocio, el empresario también creció, con un espíritu siempre proyectado hacia el futuro. Mario entendió que, para crecer más era necesario invertir. Invertir en nuevos almacenes y terrenos para expandir la empresa e invertir en un producto nuevo e innovador, Amarras de fardos de lazo único, de las que sin sorpresa se convirtió en el primer productor en Italia y que en poco tiempo exportó a Europa.

Él fue un verdadero pionero: visitando una feria agrícola, vio un fardo de heno amarrado con un alambre que tenía un orificio en la punta. De ahí la idea de llevar esa amarra de lazo único hacia la cadena de recuperación, para facilitar ese trabajo agotador. El objetivo era proveer una barra derecha y cortada en un tamaño determinado, con un orificio en un extremo. Así nació la amarra de fardo de lazo único, que fue un éxito nacional e internacional, Hoy en día, después de 65 años, aún es usado y será uno de los productos que exportaremos al Reino Unido, EEUU y Canadá.

Además de eso, Mario siempre creyó e invirtió en las personas y en los jóvenes, en sus dos hijos, Marco y Alberto, que hoy, desde hace más de 30 años lo apoyan en la gestión del negocio familiar. Ellos heredaron de Mario una dedicación absoluta al trabajo y un fuerte sentido de profesionalismo y responsabilidad ética para con los colaboradores, clientes y proveedores.

Sumando, la actual empresa Bottaro, líder de derivados de las barras de alambre, nació de ahí, de aquel hombre y de su visión de un futuro a ser alcanzado a todo costo, antes que los demás. Un futuro no sólo conquistado sino ampliamente superado. Este año se celebra el 65º aniversario de la fundación de la empresa por Mario Bottaro y hoy la empresa Bottaro logro varios objetivos auto propuestos:

  • es una marca sinónimo de excelencia, confiabilidad y calidad en más de 50 países alrededor del mundo.
  • abrió una nueva empresa en Canadá, Bottaro North America, para supervisar y administrar el mercado externo de una mejor forma.
  • es un ejemplo de una empresa perfectamente alineada con las nuevas tendencias globales relacionadas al Verde y por lo tanto, a la sustentabilidad ambiental en la producción, industria 4.0 y responsabilidad ética con los colaboradores e inversionistas.
  • es una segunda generación de emprendedores que consiguieron mantener y dar continuidad al trabajo del padre en forma exponencial, con aún más espíritu de innovación, consiguiendo adaptar e interpretar en esta complicada era digital, su forma de hacer negocios y comunicar su propia identidad en una forma única y moderna.

El hombre y el empresario: las dos almas de Mario Bottaro

Hoy la empresa Bottaro, asume el papel de su fundador en los inicios y su slogan World Wire Maker es literalmente la materialización de ese sueño, evocado por el joven Mario Bottaro, empujando los pedales de una bicicleta. Pero también es el resultado de una personalidad más adulta que tuvo, de una u otra manera, que equilibrar sus dos almas, la empresarial y la familiar, a lo largo de su vida.

El empresario Mario Bottaro fue para Marco y Alberto, un padre exigente, sin duda. Al final, como cualquier padre, siempre exigió mucho de los hijos, incluso excelencia. Aún más cuando ellos pasaron a formar parte de ese mundo que él construyó y conquistó con gran esfuerzo. Así, ese carácter suyo silencioso y siempre orientado hacia el trabajo, no nos permite hoy entender si, en el fondo de si mismo, él cree que esa excelencia fue realmente alcanzada. Y tal vez nunca lo sabremos.

Lo cierto es que Mario Bottaro dio lo mejor de si. Enseñar a los jóvenes la importancia de viajar para aprender sobre la diversidad del mundo y no considerarla un límite, sino un agente enriquecedor, siempre enfrentar las dificultades sin bajar la cabeza; la necesidad de estar siempre presente en el ambiente de trabajo y ser los primeros ejemplos de dedicación y seriedad; Siendo siempre correctos y puntuales en todos los compromisos asumidos, aunque no estén escritos y firmados, principalmente los financieros y siempre invirtiendo en la relación humana con colaboradores, clientes y proveedores: son esas lecciones que un padre empresario, de otros tiempos, pero también innovador, como Mario Bottaro, heredó a sus hijos. Esos son, de hecho las características que permitieron que Marco y Alberto continuaran escribiendo con éxito la historia de Bottaro.

La palabra de los hijos de Mario Bottaro

Somos Marco y Alberto Bottaro. Para un niño, hablar sobre su padre con el corazón abierto puede ser muy complicado.

Pero lo que somos hoy, se lo debemos sobre todo a él, a nuestro padre, a Mario Bottaro. Un hombre humilde pero volcánico, muchas veces poco presente en el medio familiar porque estuvo enfocado en el trabajo de su vida. Una persona que construyó su éxito gracias a una gran mujer, Carla, su esposa y nuestra madre. Con ella él viajó por el mundo por trabajo. Formaban una pareja inseparable y, cuando ella falleció, Mario quedó profundamente afectado. Papá es una persona determinada, tenaz y capaz de mirar siempre hacia el futuro, de renovarse y aprender aún bordeando los 89 años, y tal vez sea eso que, para nosotros, lo vuelve único: la humildad de reconocer que en la vida nunca se para de aprender, aún con lo avanzado de su edad.

Una frase recurrente que él usaba hasta hace algunos años, pero que aún es muy usada, cuando viajaba por trabajo y le peguntaban que como estaba, su respuesta era: «Esta todo bien, ¡sólo me faltan el dinero y las mujeres

Valoramos todas sus enseñanzas, que hoy continuamos trayendo a la empresa con orgullo y que concretamos cada día en la atención hacia el medio ambiente, por nosotros y por el futuro de nuestros hijos y nietos, en la responsabilidad con nuestros colaboradores, clientes y proveedores, y en la constante dedicación a nuestra empresa. Aquí nuestro padre hizo exactamente lo mismo por nosotros: él nos dejó orgullosos.

Entonces, aunque tú nunca nos lo contaste, te vamos a decir: ¡bien hecho papá, continúa así!

Marco y Alberto

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